
El milagro de los probióticos y la microbiota vaginal
Compartir
En la lectura especializada sobre la ginecología natural he encontrado unos textos que se vuelven una bitácora de consulta constante para aprender y explorar tanto como sea posible.
Dentro de esos tesoros bibliográficos se encuentra la obra del Dr. Jean-Marc Bohbot & Rica Étienne “Microbiota Femenina. La revolución de la ginecología natural”. Quiero compartir estos apartes valiosísimos con todas las personas que lleguen hasta este texto, dado que para mí los mejores aliados de la salud íntima, desde la prevención, son los lactobacilos, que constituyen casi el 90% de una microbiota vaginal saludable y en estos apartes encontrarán las principales razones de su importante papel.
Página 16
“La microbiota vaginal de la mujer adulta se compone de cien millones a mil millones de microorganismos por milímetro de secreción vaginal. La mayor parte de esta flora está representada por bacterias, esencialmente del tipo llamado lactobacilos, que son las que verdaderamente garantizan la buena salud de la vagina gracias a unas propiedades extraordinarias que descubriremos a lo largo de este libro. Pero la microbiota es frágil y puede verse perturbada por numerosas situaciones: un tratamiento con antibióticos, cambios hormonales, una higiene inadecuada, el estrés, el cansancio, el tabaco, la actividad sexual...
Un desequilibrio de la microbiota provoca la aparición de infecciones muy conocidas y a menudo recurrentes: micosis, vaginosis, cistitis, etc. Y lo que es más grave, puede ser determinante en partos prematuros y enfermedades de transmisión sexual (ETS), como el SIDA.
En la actualidad, la mayoría de los trastornos ginecológicos merecerían un tratamiento médico adaptado, es decir, que tuviera en cuenta el desequilibrio de la flora, sobre todo porque este desequilibrio impacta seriamente la vida diaria de las mujeres y su sexualidad. No solo las relaciones sexuales se vuelven dolorosas, sino que generan recaídas en infecciones y estas traen consigo la sospecha: «¿Será una ETS? ¿De dónde vendrá? ¿Me la habrá pegado mi pareja? ¿Será culpa mía?»...”
Página 17
“HOY EN DÍA, LAS MUJERES PUEDEN Y DEBEN DEJAR DE SUFRIR ESAS MOLESTIAS QUE ENVENENAN SU EXISTENCIA. POR FIN ES POSIBLE, DE MANERA NATURAL Y EFICAZ, CON SOLO RESTAURAR LA ECOLOGÍA DE SU MEDIO ÍNTIMO”.
Dr Jean-Marc Bohbot & Rica Étienne
Página 71
“La microbiota (del griego micro, 'pequeño', y bios, 'vida') es el nombre moderno de la flora microbiana. De ahí que ambos términos se utilicen indistintamente en esta obra. Se trata de una comunidad de microorganismos (bacterias, virus, hongos...) que coloniza un órgano o un sistema. Existe, así, una microbiota de la piel, de la boca, de los ojos, de la nariz, de la garganta, del intestino, de la vagina, de la vulva, del pene, etc.”
Página 74
“Cada microbiota es específica de la zona en la que se localiza. Allí se desarrolla, en condiciones particulares, con funciones particulares también. Muchos de los microorganismos que la conforman aseguran la protección del territorio en el que se han instalado. Su sola presencia permite impedir la proliferación de otras poblaciones de gérmenes más perniciosos. Poseen igualmente propiedades metabólicas esenciales.”
Página 84
“Los estrógenos espesan la mucosa que recubre la vagina y permiten su hidratación y sobre todo, la fabricación de un azúcar en las células vaginales: el glucógeno. Este nuevo medio, que se ha vuelto muy favorable, atrae a las masas de microorganismos, en concreto a los lactobacilos, que están situados muy cerca de allí, a la altura del recto, su reserva natural. Gracias a estas reservas de glucógeno, particularmente energéticas, cientos de miles de millones de microorganismos empiezan a dividirse.
Hay entre cien y mil millones de ellos por mililitro de secreciones vaginales, el 90% lactobacilos, cepas específicas adaptadas al medioambiente de la vagina, que es un medio muy ácido, como veremos, de estilo volcánico. ¡Cómo hará el pene para salir indemne de esas condiciones fisicoquímicas tan particulares!
Las glándulas sexuales femeninas situadas a la altura del cuello del útero y de la vulva se encargan de producir unas sustancias cuya misión es lubricar la vagina y la vulva para aumentar la comodidad durante las relaciones sexuales. Las secreciones se vuelven claramente más abundantes, con dos funciones: mantener la vagina elástica y funcional durante las posibles relaciones sexuales y la limpieza de la zona. Las secreciones permanentes a la altura del cuello del útero crean un flujo inagotable del interior al exterior, que ayuda a la eliminación de los restos celulares y microbianos. Es el principio del «autolavado» en todo su esplendor. Esto explica, entre otras cosas, por qué no hay que utilizar nunca productos de higiene demasiado agresivos en esta zona ni duchas vaginales, que lo único que hacen es suprimir estas secreciones tan saludables y eliminar en el acto los lactobacilos, beneficiosos para la salud”.
Página 89
“¿CÓMO NOS BENEFICIAN LOS LACTOBACILOS?
Ha llegado el momento de saber en qué benefician específicamente los lactobacilos a la vulva y a la vagina y qué funciones precisas tienen:
Ante todo, los lactobacilos acidifican el medio. Transforman el glucógeno allí presente en ácido láctico, y esto mantiene el pH vaginal entre 3,5 y 4,5. De este modo, crean un medio poco hospitalario para el resto de los gérmenes, que se ven incapacitados para desarrollarse.”
Página 90
“Los lactobacilos y la cándida, ningún otro microorganismo se encuentra cómodo en un pH parecido. Por el contrario, cuando los lactobacilos se dispersan, cumplen peor con su misión, el pH tiende a aumentar y el resto de las bacterias se aprovechan, con el correspondiente riesgo de infecciones, como la vaginosis bacteriana.
UNA ACIDEZ SALUDABLE
El pH es el reflejo del estado de la vagina.
- El pH es ácido (entre 3,5 y 4,5): hay lactobacilos suficientes para cumplir con su misión.
- El pH es superior a 4,5: hay un desequilibrio de la flora, aun sin síntomas aparentes. En este caso, los probióticos son indispensables, porque en caso de no utilizarlos, en unas semanas o meses se sufrirá una infección.
- El pH es superior a 4,5 y se acompaña de síntomas (quemazón, irritación, pérdidas...). Resulta necesario que el personal médico tome una muestra, o bien el laboratorio, para conocer el origen del problema y recetar probióticos, un tratamiento anti infeccioso o ambas cosas.”
Página 91 a la 93
“Algunas variedades de lactobacilos producen agua oxigenada (peróxido de hidrógeno, en términos científicos).
Este líquido por sí mismo no es peligroso, pero asociado a algunas sustancias presentes en el moco vaginal se vuelve verdaderamente tóxico para los microorganismos molestos como los gonococos (responsables de la famosa blenorragia o gonorrea), el VIH (responsable del sida) o el virus del papiloma humano (que se encuentra en el origen del cáncer de cuello del útero). Sería, pues, un arma química antiinfecciosa natural.
- Los lactobacilos forman biopelículas que son verdaderos escudos protectores de la mucosa vaginal, a la que recubren y protegen del ataque de los gérmenes agresivos. Exactamente como lo hace la saliva de la boca. Al contacto con alimentos potencialmente tóxicos y microorganismos externos, la saliva forma una muralla que protege a la mucosa bucal del intruso. Las Gardela, los estreptococos o los estafilococos que viven en la vagina o que se desplazan hasta ella durante las relaciones sexuales solo tienen una misión: poder proliferar, y de ese modo generar infecciones. Pero para ello necesitan imprescindiblemente fijarse a la pared de la vagina o, en el caso de, por ejemplo, la Candida albicans, penetrar en ella. De ahí la importancia inmensa de las biopelículas protectoras, que impiden esta fijación.
- Cuando, a pesar de todo, los invasores consiguen fijarse a la pared vaginal produciendo su propia biopelícula patógena, ciertas variedades de lactobacilos acuden a la zona, se incrustan entre las filas enemigas y destruyen la biopelícula nociva. Esta táctica limita seriamente el riesgo de infección, a condición de que la flora de lactobacilos vaginales sea lo suficientemente abundante y diversificada.
- Otros lactobacilos (L. crispatus, L. gasseri, L. plantarum, por ejemplo) se encargan de hacer limpieza y son especialistas en la protección química. Producen antibióticos naturales que destruyen a los adversarios o impiden que se multipliquen.
- El crispatus y el gasseri poseen incluso una acción antiviral y neutralizan el virus del papiloma humano e incluso el VIH. No es necesario que insistamos en el potencial tóxico de estos dos virus. Con una vagina equilibrada, el riesgo de contagio es mucho menor. Pero si, por desgracia, se ha producido el contagio, el riesgo de que evolucione hacia el sida o el cáncer de cuello del útero será menor gracias a la protección de los lactobacilos presentes.
- Estos mismos alumnos modelo (L. crispatus y L. gasseri, junto a otras cepas como el L. rhamnosus) son capaces incluso de mejorar las defensas inmunitarias de la vagina. Se ignora todavía cómo y aún queda mucho por investigar, pero si nos fijamos en lo que ocurre en el intestino, donde se aloja el 85% de las defensas inmunitarias del organismo, vemos que en el interior de la mucosa intestinal se encuentran unos pequeños islotes de células similares a los ganglios linfáticos. La microbiota local produce mensajes de alerta en caso de invasión o de sustancias tóxicas, que avisan a los jefes de sección, y estos se ponen en funcionamiento. Aunque en la pared vaginal no se encuentra este tipo de puestos avanzados, sí existe una inmunidad local gracias a unas sustancias llamadas citocinas. Las producen ciertas células presentes tanto en el cuello del útero como en la pared vaginal (linfocitos, macrófagos, células dendríticas). Estas citocinas realizan múltiples acciones, a veces contradictorias: protegen de las bacterias o virus invasores, pero también activan los procesos inflamatorios.
Todos estos mecanismos aún en estudio muestran la extraordinaria complejidad de las defensas de la vagina, pero subrayan el papel preponderante de los lactobacilos debido a sus múltiples propiedades”