
El poder en una consulta médica lo tienes tú
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Desde que AMAVÚ nació, he tratado de responder dos preguntas, que finalmente se convirtieron en nuestro propósito superior ¿Por qué normalizamos las molestias en nuestra zona íntima? ¿Por qué nos cuesta tanto entrar en modo prevención?
A lo largo de la materialización de AMAVÚ, muchas personas me decían: “La tienes dura… porque para el éxito de AMAVÚ necesitas transformar paradigmas, compartir mucha información y sensibilización… mejor dicho casi que cambiar una cultura”. Yo, escuchando activamente toda la piedra que me han querido dar, porque además es lo que más valoro y lo que más me sirve, empecé la labor, que para mí no es dura, es una pasión.
Un recuento breve pero necesario de historia
Para poder responder esas dos preguntas y avanzar con mi propósito, es necesario recordar que a lo largo de la historia la medicina ha sido una disciplina dominada por el patriarcado, lo que ha llevado, entre otras brechas, a una sistemática subestimación y desvalorización de las experiencias y preocupaciones de las personas con vulva y vagina. La concepción patriarcal de la medicina ha marginado las voces femeninas y ha influido en la práctica médica, nuestros síntomas han sido minimizados. Este artículo aborda el empoderamiento de personas con vulva y vagina para enfrentar consultas médicas, resaltando la importancia de la soberanía sobre el cuerpo y el enfoque feminista en la práctica médica.
El patriarcado ha sido un sistema social y político en el que los hombres poseen una posición dominante sobre las mujeres y otros géneros, manifestándose en varias esferas de la vida, incluyendo la familia, la economía, la política, la cultura y para este caso particular, la salud. Es increíble, pero hasta las mismas mujeres nos vemos inmersas en la cultura patriarcal y como método de supervivencia adoptamos las conductas permisivas del patriarcado, pues la formación tradicional que hemos recibido nos ha implantado comportamientos machistas normalizados. Es por esta razón, que muchas médicas especialistas, incurren en una mala praxis por tratar de existir en un medio tradicionalmente masculino y terminan ejerciendo con sesgos patriarcales, dado que una de las trampas más comunes para que las mujeres puedan sobrevivir en áreas masculinizadas, es camuflarse con los comportamientos masculinos, machistas y patriarcales.
El poder patriarcal en la medicina ha tenido muy pocos espacios para la participación de mujeres como profesionales. Las mujeres eran frecuentemente vistas como objetos de estudio más que como sujetos con derecho a una atención médica respetuosa y empática. Esta perspectiva ha perdurado a lo largo de los siglos, influenciando la forma en que se aborda la salud femenina.
La trascendencia de los datos me impresiona ¿y a ti?
Imaginémonos solo la trascendencia de este dato. Hipócrates fue el padre de la medicina, nacido en Grecia en el año 460 (Antes de Cristo). La primera mujer recibida en una escuela de medicina en el mundo fue una inglesa llamada Elizabeth Blackwell, quien se graduó como médica en Estados Unidos en 1849. Solo hasta los años 1870, Mary Putnam Jacobi una de las primeras mujeres en destacar en la medicina, se conoció en el ámbito por sus investigaciones en fisiología y enfermedades de las mujeres, así como la publicación de numerosos artículos y libros científicos. Fue una firme defensora de la educación médica para mujeres y trabajó para mejorar las prácticas médicas en ginecología, defendiendo los derechos humanos.
La brecha de ejercicio médico para las mujeres es enorme, más de 2300 años tuvieron que pasar para que las mujeres empezaran a participar de estos escenarios y ni hablar del escenario colombiano, en el que la primera mujer médica fue Helena Herrán de Montoya, quien solo hasta 1930 pudo comenzar a participar en el ámbito ginecológico en nuestro País. Y ni hablar de especialidades como la urología, en donde tuvimos que esperar hasta 1986 para que la Dra. Nubia Muñoz, fuera la primera mujer en entrar en esta especialidad tradicionalmente masculinizada y de la cual también requerimos las mujeres para la salud del tracto urinario, directamente relacionado con nuestra salud íntima.
Un recuento breve de historia es realmente necesario para transmitirles las dimensiones de las brechas de género en la medicina e ir encontrando respuestas a las preguntas del inicio.
Todavía en el 2024 persiste el panorama machista
Permítanme describir este escenario que vivimos de manera común actualmente. Estamos con una molestia en nuestra zona íntima, que implica angustia, vergüenza, incomodidad, indisponibilidad emocional, física y mental. Hemos esperado que la molestia mejore, haciendo lo que tenemos a nuestro alcance, siguiendo consejos, buscando en Google, pensando que mejorará. Cuando por fin sumas las fuerzas y la valentía para ir a describir a un extraño o extraña tu situación, asumes que esa persona tiene todo el conocimiento médico y ético para escuchar completamente tu historia, no emitir juicios, sentir tu incomodidad con empatía e ir a su cerebro, recabar todo el conocimiento que tenga para ayudarte y explicártelo de manera que tú puedas tomar decisiones sobre las opciones que te plantea y entender a profundidad tu propia situación. Si en ese escenario nos encontramos con un hombre, que, en principio, no tiene vulva, ni vagina y que emite el concepto de: “la que sientes es normal”, para empezar, él no puede sentir literalmente qué estás sintiendo tú, por ende, no puede normalizar de entrada, debe preguntar todo lo que le sea posible para que tú logres entrar en confianza y describir a tu manera, con los recursos que tienes, las molestias que te han llevado donde él. Si tú estás allí sentada, ya de tajo las cosas no están normal.
Sin embargo, si un hombre, que por miles de años ha sido la figura médica que tenemos implantada en nuestra memoria genética y cultural, con todos sus años de estudio para estar frente a ti, en ese consultorio, en ese centro médico; te dice que es normal, está anulando cualquier molestia que lleves, porque si una autoridad médica, graduado, con todos esos años de estudios, te dice “es normal”, qué más puede hacer una humana de a pie sentada del otro lado… pues pensar: “Estoy siendo exagerada… Pues él es el que sabe… Él es quien estudió medicina… quién soy yo para contradecirlo”, si es que en el peor de los casos no es él quien se atreve a verbalizar estos juicios.
¡Detente! NO es tu culpa
Erradiquemos esas cargas que por años nos hemos impuesto, sumadas a muchas otras peores: “Cómo le explico a mi pareja que me siento mal… va a pensar que le soy infiel… o la infiel puede ser mi pareja…”.
La normalización de nuestras molestias no ha sido nuestra culpa, pero sí podemos cambiar el rumbo, cuestionándonos, informándonos, reaprendiendo y así desestructurando creencias que nuestra cultura nos ha fijado.
Porque también existen otros factores muy controversiales, como el tiempo que dedica el personal médico a una consulta en Colombia, quienes seguramente deben atender cierto número de pacientes en su turno, entonces no queda mucha oportunidad de educar, sensibilizar y explicar para encaminarte por la ruta de la prevención, sino de reacccionar a lo que ya traes. También por esto te invito a que cuando en una consulta médica, te hagan esperar, sé paciente; estarás sentada frente a alguien para quien su consulta es sagrada, te está regalando su tiempo (y el de los demás… pero mirémoslo como una figura cooperativa) para atender todas tus inquietudes, de manera presente y sin pensar en la fila, los turnos; solo está contigo y para ti.
¡El poder lo tienes tú!
Aunque tomar control y poder sobre nuestro cuerpo suena muy obvio, leerlo, escucharlo y verbalizarlo, nos hará creerlo. Poner esto en acción se llama tener soberanía sobre nuestro cuerpo y empoderamiento en el contexto médico, que implica dotar a las personas de las herramientas y conocimientos necesarios para participar activamente en sus cuidados de salud. Esto incluye:
Educación: Proveer información clara, amplia, accesible y responsable sobre anatomía, funciones corporales, condiciones médicas comunes, abanico de tratamientos, efectos secundarios y otros posibles medicamentos que no son provistos por el sistema de salud, pero que podrían estar al alcance con una fórmula médica.
Escucha activa: Disponibilidad para escuchar sin interrumpir, fomentando un diálogo abierto y honesto en el cual debes participar.
Comunicación: Debes estar en la posibilidad de comunicarte con el personal médico para la revisión de exámenes, seguimiento a los tratamientos y reacción a los mismos.
Autodefensa: Enseñar a las personas a abogar por sí mismas en el entorno médico, asegurándose de que sus voces sean escuchadas y respetadas. El empoderamiento cambia radicalmente los resultados en un tratamiento de salud.
Y… ¿cuál es el rol de AMAVÚ en toda la historia?
AMAVÚ es una colectiva que tratará de acompañarte y entregarte información responsable para que puedas tomar las mejores decisiones, tener herramientas, desarrollar habilidades y empoderarte para poder elegir el mejor acompañamiento médico posible, elevando las acciones de prevención y dejando de normalizar las molestias en tu zona íntima.
Consejos para una consulta médica empoderada:
Generales:
- Todo lo relacionado con nuestra salud y bienestar requiere juicio, rigurosidad y disciplina, no solamente del personal médico, sino también de nosotras mismas.
- Arma tu historia médica: utiliza un folder tipo acordeón para que puedas guardar todos los documentos relacionados con tu salud: resultados, registros y notas tuyas, recetas y recomendaciones, por especialidad: ginecología, urología, dermatología, fisiatría, psicología, psiquiatría, medicina general, entre otras.
- Si ya estás acá, sabes qué significa empoderamiento en salud con enfoque de género, pero encárgate de divulgarlo, todas las personas con vulva y vagina que están a tu alrededor deberían conocer este artículo, todas lo necesitamos para elevar nuestro bienestar, empoderarnos y asumir el control en las consultas médicas
- Conocer el significado de la buena praxis médica te ayudará a tener contacto con cualquier entidad o especialista. La buena praxis médica se fundamenta en principios éticos que incluyen el respeto por la autonomía del paciente, la beneficencia, la no maleficencia y la justicia. Estos principios son cruciales para asegurar que las personas con vulva y vagina reciban una atención médica que respete su dignidad y derechos. Cuando tú exiges una buena praxis médica llamando a estos principios, pondrás en alerta a quien esté enfrente tuyo y sabrá que estás bien informada sobre tus derechos:
Autonomía: Reconocimiento del derecho de la paciente a tomar decisiones informadas sobre su propia salud.
Beneficencia: La obligación del profesional de la salud de actuar en el mejor interés con el paciente.
No maleficencia: Evitar causar daño al paciente.
Justicia: Garantizar que todas las personas reciban un trato equitativo y justo.
- El lenguaje de la vulva y la vagina es muy limitado, pero acá te relacionamos algunos conceptos o asociaciones para que puedas describir y reconocer muy bien tu molestia:
- Ardor
- Quemazón
- Dolor
- Rasquiña
- Punzón
- Irritación
- Inflamación o hinchazón
- Verrugas
- Pequeñas heridas
- Brote
- Granito
- Abultamiento o forúnculos
- Despellejamiento de la piel o la mucosa
- Agrietamiento de la piel o la mucosa
- Sequedad
- Sensación de papel lija
- Cosquilleo
- Penetración dolorosa
- Tirantez
- Presión
- Mal olor como a sudor, fuerte como a yogur griego, ácido o amargo muy penetrante, como a algo en descomposición, como a pescado
- Flujo vaginal con alteraciones en su textura: lechoso, abundante, grumoso, como leche cortada.
- Necesidad frecuente de orinar
- Dolor al orinar
Antes de la cita:
- Haz una nota en tu celular, para que puedas registrar con antelación, todas las preguntas que se te van ocurriendo en el día a día sobre tus molestias.
- Dedica tiempo a registrar juiciosamente: síntomas, duración de los síntomas, su frecuencia y el momento o circunstancia al que pueden estar asociados. No omitas nada ni califiques cualquier inquietud como obvia, todo cuenta.
Durante la cita
- Lleva tus notas de síntomas, tus registros, tu carpeta completa con el historial médico de las especialidades consultadas, esto incluye recetas, exámenes y resultados anteriores y por supuesto, tus propias notas y preguntas, para que le des continuidad al registro durante la cita.
- Tu caso podría requerir una atención multidisciplinaria, por lo que debes exigir la posibilidad de que te remitan a otra especialidad como ginecología, urología, fisiatría, psicología, sexología, dermatología, infectología, entre otras.
- Comunica claramente tus preocupaciones y expectativas. Describe sin afán todos tus apuntes y tus molestias y lo que esperas de esa consulta: “Deseo erradicar definitivamente esta molestia” “Quisiera que evitara decir que es normal, pues yo soy quien hizo mil acciones para estar acá sentada, quien puede determinar si es normal o no, soy yo quien me conozco exactamente” “Quisiera que me remitiera a otra especialidad”
- Si el personal médico llegara a mencionar que tu condición “Es normal”, pregúntate e interactúa de esta manera:
“¿Tiene vulva o vagina?” si la respuesta es NO, entonces realmente no podrá sentir física y literalmente lo que yo estás sintiendo. Si la respuesta es SÍ, invítala a ser empática con tu molestia dado que ella no estará libre de sentirla algún día.
“Quiero explicarle todo lo que he realizado para llegar a esta consulta” y saca todos tus apuntes, explícale cómo pediste la cita, cuánto tardó en ser asignada, cuánto tuviste que esperar por ella y cuánta valentía debiste sumar para contarle todos los síntomas y molestias. Exige que tus molestias no sean normalizadas.
“Le solicito que no invalide mi malestar” solo tú podrás valorar la molestia. El personal médico debería pedirte evaluar tu molestia entre 1 y 10, siendo 1 lo menos molesto y 10 intolerable. Si no utiliza este recurso de valoración, úsalo tú para representarle la gravedad de tu molestia.
“Permítame citarle los valores éticos de la buena praxis médica:
Beneficencia: La obligación del profesional de la salud de actuar en el mejor interés con el paciente. Así que requiero que pueda retomar todos sus conocimientos de una forma más profunda y emitir un concepto más allá de “es normal”
No maleficencia: Evitar causar daño al paciente. Normalizar mis molestias podría llevarme a un cuadro de una enfermedad más grave, le pido que me ofrezca solución a mi molestia”.
Esto sumado a la autonomía y a la justicia que mencionábamos anteriormente.
“Existen muchos exámenes y métodos que objetivamente pueden determinar si lo que tengo es normal o no, por favor revisemos la posibilidad que me recete exámenes de sangre, de orina, cultivos de bacterias, de flujo, ecografías, urocultivos, antibiogramas, debe haber más incluso que usted conoce”.
Aprende a identificar los micro abusos o micromachismos en una consulta médica, estos pueden provenir de un hombre o una mujer:
- Desestimar o minimizar los síntomas: Expresiones como “estás exagerando” “tal vez te lo estás imaginando” “no es para tanto” “Es normal”; indican que la persona que está enfrente pretende calificar por ti los síntomas que tú le estás expresando. Entraría en una descalificación de tus experiencias y sentimientos haciéndote dudar de tu percepción de la realidad. Consejo, expresa con determinación y carácter: “Yo más que nadie me conozco y sé que lo que estoy sintiendo, es tan real como esta conversación que estamos teniendo usted y yo” Califica el nivel de cada molestia de 1 a 10, ejemplo: Entre 1 y 10, me arde un 8, me duele un 7, me quema un 9, me pica un 10.
- Chistes o comentarios jocosos sobre tus palabras. Esta es una excusa común para tratar de desestimar lo que expresas. Consejo, expresa con determinación y carácter: “Usted es una persona desconocida para mí, así que le pido el favor que se tome en serio esta consulta y la información que le doy, en sus manos está mi salud y necesito de su excelencia, respeto, justicia y conocimiento, el humor no tiene cabida en esta conversación”
- Aspectos y comentarios despectivos sobre la apariencia física: No admitas comentarios que te responsabilicen sobre los síntomas o que emitan algún juicio sobre ti, ni tu forma de vestir, de llevar el pelo, de expresarte. Consejo, contestar “Le recuerdo Dr-Dra, que usted debe ceñirse al código de buena praxis médica, que incluye el trato justo y equitativo a sus pacientes, no le permito que haga x comentario sobre mí, centrémonos en mis síntomas, el diagnóstico y el tratamiento. Sentirme culpable no es útil. Necesito apoyo para superar esta situación, centrémonos en el tratamiento médico".
- En consultas de ginecología, de urología, dermatología donde sea necesario hacer una revisión de tu vulva o vagina no permitas valoraciones sin tu consentimiento o exploraciones invasivas sin justificación clara, deben informarte paso a paso qué van a realizar, cómo, con qué instrumentos, cuánto tardarán y siéntete libre de preguntar lo que te inquiete. Consejo, expresa "¿Puede explicarme qué va a hacer y por qué es necesario? Necesito dar mi consentimiento informado”.
- Tampoco permitas comentarios sobre el estado de tu vello púbico y corporal. El vello hace parte de tu cuerpo y es tu decisión si dejarlo o retirarlo.
- Tu intuición no falla, si se están sobrepasando contigo detén la exploración, vístete y denuncia. Ya encontrarás a la persona indicada para atender tu caso.
- Cualquier tipo de coqueteo en una consulta, va en contra de la código de conducta ética de cualquier profesión. Consejo, retírate, esa persona nunca tomará en serio ni su profesión ni a las personas. Ya encontrarás a la persona indicada para atender tu caso.
- Juicios morales, religiosos o culturales. La conversación deberá ser respetuosa y neutra, si no recibes opiniones sobre temas que no has puesto en la conversación médica podrías responder: "Mis decisiones personales no deben influir en mi tratamiento médico. Por favor, enfoquémonos en mi salud".
- Solicita un medio de comunicación con él (teléfono, celular, correo electrónico, redes sociales) y aclara el mecanismo de revisión de los exámenes, si te los recetó.
- Exige claridad en las recomendaciones adicionales, por ejemplo: Necesidad de que mi pareja también sea recetada con medicamentos, evitar la ingesta de algún alimento, preparación para los exámenes recetados, necesidad de suspender las relaciones sexuales, el deporte, la exposición a agentes externos como piscinas, jacuzzis, mar, arena, agua no potable, entre otros.
Post-Consulta:
- No te conformes, recuerda que lo que está en juego es tu vida y tu salud. Cree en tu intuición, si tu interior te dice que algo no te cuadra o quedaste insatisfecha, no te rindas. En AMAVÚ podemos orientarte sobre la información, receta o diagnóstico referida, ayudarte a encontrar especialidades para una segunda opinión o reforzar las preguntas que debes realizarle a quienes te atendieron.
- En cualquier tratamiento médico la constancia y la disciplina con tu tratamiento son fundamentales para erradicar el problema de raíz. No suspendas el tratamiento así te sientas bien, termina hasta el último día las indicaciones de la receta, de lo contrario la reincidencia vendrá y esta vez sabrás el motivo.
- Si tienes alguna duda, no dudes en tratar de contactar a la persona que te trató. Si fracasas en el intento, escríbenos a nuestro WhatsApp y te orientaremos con la red de especialistas que tenemos.
El empoderamiento de las personas con vulva y vagina en el ámbito médico es fundamental para garantizar una atención de calidad que respete su dignidad y derechos. Adoptar un enfoque feminista y ético en la práctica médica no solo mejora los resultados de salud, sino que también promueve la igualdad y el respeto por la autonomía de pacientes con vulva y vagina. Hemos entregado una serie de herramientas que te ayudarán a tomar el poder de tus espacios médicos y construir una relación de confianza, calidad y cooperación con el personal médico. Así mucho más fácil tu voz y tus molestias serán escuchadas y valoradas.
Elevar la prevención y dejar de normalizar las molestias después de conocer esta información, también te hará parte de la solución.
Que la normalización de las molestias por parte del personal médico que usualmente te trata no se te vuelva paisaje, la confianza y los años no son excusa para cuestionarte todo el tiempo sobre la idoneidad, actualidad y rigurosidad de especialistas con quienes has establecido una relación duradera.
Hazte estas preguntas:
- ¿Qué tipo de credibilidad te merece el personal médico que lleva meses tratando de erradicar tus molestias?
- ¿Qué intereses podrán existir en que asistas a su consultorio cada mes o dos meses?
- ¿Cuándo duran las consultas con esa persona?
- ¿Qué novedades hay en los tratamientos que te receta?
- ¿Qué valor percibes en el conocimiento que te entrega?.
En una consulta médica necesitamos ciencia, investigación, actualización, interés, empatía y humanidad. No necesitamos amistades o terapia existencial o psicológica, estas necesidades las encontramos en otros sitios.
En la relación de nuestras preguntas frecuentes encontrarás información valiosa para prepararte, informarte, sensibilizarte y aprender.
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